El objetivo central de nuestra exposición, así como de los trabajos del alumnado que la han precedido, es rendir homenaje a aquellas mujeres que han sido silenciadas por la Historia con mayúscula. Un rescate llevado a cabo por l@s estudiantes del IES Cartuja, y tutelado por el profesorado de los diferentes Departamentos.
Nuestra mirada ha querido dirigirse hacia mujeres que a lo largo del tiempo realizaron una labor de creación artística, musical, literaria, erudita, de investigación científica, psicopedagógica, de superación personal… y que finalmente cayeron en un absoluto o relativo olvido, o cuya labor fue infravalorada en determinados años u ocultada. Véase, por ejemplo, su persistente invisibilidad en los libros de texto aún hoy. Ausentes de los archivos, a menudo negadas, con frecuencia olvidadas.
La historia la hacen por igual hombres y mujeres, pero hasta hace unas décadas no se reconocía esa doble autoría. La vida anónima o heroica de muchas mujeres ha ido a parar a los ríos del olvido. Aunque hubo testigos de sus logros, aunque en muchos casos la sociedad de su tiempo las reconoció como mujeres que descollaron, los prejuicios sexistas, esto es, la mentalidad de su tiempo y la de los siglos o décadas posteriores las relegaron al silencio.
Como ya Ángeles Caso planteara en su libro Las Olvidadas, las mujeres -aquellas que hubieran podido tener acceso a la cultura por su nivel social- fueron relegadas a la ignorancia a fin de estar mejor sometidas al mundo de los hombres. La vida pública cultural estaba reservada a ellos, y por tanto una mujer que realizase una labor tal, aunque fuera la de publicar un libro, era considerada sospechosa. Dos eran los caminos permitidos a una mujer: el matrimonio y el convento. No se les concedía ni la soltería, la cual no estuvo bien vista hasta finales del S. XX. Sometidas, pues, a Dios o al marido (o al padre o a los hermanos, según el caso), vivían siempre bajo el control masculino. Muchas acababan por renunciar, otras se recluían en conventos para seguir su trabajo, sobrevivían como podían; aunque todas, socialmente relegadas.
Con todo, recordemos que estas mujeres pertenecían en su casi totalidad a la nobleza, burguesía o clero, porque eran los únicos estamentos –no así el sexo/género femenino- con acceso a una cierta formación cultural.
Solo gracias a ‘la revolución feminista’, y a todas las ‘insumisas’ del patriarcado que se adelantaron -mujeres avant la lettre, que se rebelaron contra el destino marcado por la sociedad de su tiempo-, las mujeres como personas portadoras de derechos lograron trazar nuevos perfiles culturales, y con ello, modificar el imaginario colectivo.
Mujeres y hombres son y han sido siempre sujetos de la historia -con minúscula, esto es, de la vida cotidiana- y de la Historia –con mayúscula, es decir, la oficial, la registrada en los anales.
Hoy, por fin, hemos entendido que mujeres y hombres han cimentado diferentes saberes a lo largo de los siglos: unos, relacionados con el mundo de los cuidados; otros, más de carácter intelectivo. Hoy también sabemos que todos estos conocimientos han sido imprescindibles para nuestro desarrollo afectivo e intelectual y continúan siéndolo, socialmente, para el crecimiento de la humanidad.
Más allá de los prejuicios sociales androcéntricos, y como forma de recomponer dicho desequilibrio histórico, nuestro alumnado ha llenado las paredes del IES de pequeñas investigaciones sobre escritoras, filósofas, historiadoras, físicas, matemáticas, instrumentistas y compositoras, biólogas, escritoras de habla inglesa, mujeres y personajes protagonistas de la Antigüedad clásica… De ahí nuestra satisfacción como enseñantes de las diferentes áreas del saber, en la medida en que hemos facilitado un espacio de reflexión entre nuestr@s estudiantes, a la vez que completado un conocimiento sesgado, y con ello, favorecido la toma de conciencia de otra visión de la realidad más equitativa.
M. Ángeles Cantero Rosales
(Coordinadora del Plan de Igualdad IES Cartuja-2014)