EL IES CARTUJA está de enhorabuena, la alumna de 4º “A”, María del Carmen Calvente Zúñiga, compitiendo con los mejores alumnos de los institutos de Granada, ha ganado el Segundo Premio de Narración en la categoría de 2º Ciclo de Secundaria Obligatoria, en el 13º Concurso Literario convocado por el IES Mariana Pineda, con un pequeño relato en el que maneja con acierto y originalidad la técnica narrativa del punto de vista multiselectivo: “Recuerdo de un Error”.
Con él les dejamos, para que lo disfruten.
Antes. Yo. // Recuerdo que era verano porque hacía calor. Mucha gente venía y se iba corriendo, desesperada, con prisa… y había mucho ruido. Luces brillaban como millones de estrellas en una noche oscura, aunque era temprano aún. Azul, rojo, azul rojo… Personas de blanco o negro, trajeados, uniformes, coches aparcados mal… Estaba tirada sobre el inerte y frío cuerpo de alguien, llena de sangre y confusa pero no recordaba nada de lo que había pasado antes de las ruidosas sirenas. Lo único seguro era que lloré, tenía la cara mojada de agua salada y los ojos rojos, igual que mi nariz, que ardía en contraste con mis manos y el resto de mi cuerpo frío como el hielo. Tres señores vinieron en mi dirección, me zarandearon y me hicieron tantas preguntas que ni siquiera sabía el tiempo que pasó, probablemente horas, porque era ya de noche y hacía una calor pegajosa como la miel. Los recuerdos de esa tarde me parecían retales y trozos raros y poco familiares, que se confundían con alguna película mala. Estaba muy confusa, no sabía que pasaba y no era consciente de mi cuerpo, éste obedecía a las órdenes de los oficiales sin más, y yo me dejaba llevar. Pero de algo sí estaba segura. Sabía que algo muy importante había ocurrido, pero no sabía qué. Se me olvidaron las largas y calurosas tardes hasta tarde con alguien, mis risas, llantos y largos días felices, los últimos de mí vida, porque todo eso pasó un viernes negro, las sirenas, los coches, hombres con uniforme, y yo muerta en vida, sin sentimientos, sin ganas de nada, solo repitiéndome una y otra vez: respira, suelta el aire, un escalón, sube la pierna, di que sí, mueve la cabeza… sólo seguía instrucciones de algún lugar de mi mente… fue el mismo viernes que me metieron en un lugar húmedo, oscuro y sola, pequeño y hueco, sin vida, gris.
Ahora. Yo. // Me despiertan a mitad de la noche. Hace frío y humedad, y sin más lloro, lloro de impotencia, porque sé que algo se me escapa y no logro decidir que es. ¿Sabes? La impotencia es lo peor que te puede pasar en la vida. Nunca lo olvides. Me conducen a otra habitación, más grande, con sillones, cámaras y micros por todas partes. Es una sala de interrogatorio.
Antes. Yo.// Finaliza Mayo. Ayer discutí con Lía porque me dejó tirada. Tengo como mil mensajes suyos en mi móvil, pero no los voy ni siquiera a mirar. Termino de vestirme y salgo, porque me apetece ir a darme un baño a la playa; Es una gran suerte tenerla tan cerca, porque adoro nadar y tiene muchos acantilados con hierba fresca en la que tumbarse. Es un buen lugar para veranear. Cojo la toalla y me dirijo a la costa. Hace calor, pero es agradable. Cuando llego, lo primero que hago es desvestirme, colocar la toalla y tirarme desde “mi” acantilado al mar. El agua fría llega a mí como un puñetazo helado que me deja sin respiración y me duele el pecho al instante, pero pronto empiezo a moverme y el frío desaparece. Pasan 10 minutos y vuelvo a “mi” acantilado. Hay alguien que conozco en mi toalla y me saluda. Empiezo a hablarle y pasa de mí, y dice tonterías como: “Que día tan agradable”. Me enojo tanto que me doy la vuelta y le doy la espalda. Él se levanta y me agarra fuerte del brazo, intentando vanamente que ahora yo le haga caso a él y le ignoro. Por fin me doy la vuelta y él sonríe ampliamente. Se presenta. Álex Montoya, el payaso que todo el mundo conoce de vista y que nadie está a la altura de ser amigo suyo, él que tiene a todas a sus pies, que hace lo que le da la gana y como quiere, él que se pasea en su descapotable, rico e inteligente, pero vanidoso y déspota. “Bienvenidos al circo”.
Antes. Álex. // Es bonita. Me presento y ella pone cara de pocos amigos. “Creo que le caeré mejor si le ofrezco un paseo en mi coche. Seguro que acepta, soy deseable, guapo y todos quieren ser mis amigos.” Tengo todo lo que quiero, cambio de chica como de pantalón… pero nunca he tenido un amor real. Ese es mi defecto. Le ofrezco el paseo y se niega. Solo quiere que la suelte, intenta zafarse de mí y empieza a enfadarse. Creo que es el tipo de chica a la que le da igual la fama, el dinero y la ropa de marca. Tiene carácter. Le pregunto su nombre. Laia Campos Serrano. Del montón, pero…
Ahora. Yo. // Me acusan de asesinato. Comienzan a enfadarse, me gritan y me dicen que confiese. Confieso que yo no maté a nadie, que no tengo ni idea, y empiezan los golpes, y la sangre fluye de mi boca. Me enseñan un cuchillo de cocina. Tiene mis huellas, es el mismo que encontraron en la escena del homicidio, encaja en el cadáver, está llena de sangre del chico y mía. Me acusan de haber matado a Alejandro Montoya Cruz, 17 años, “un presunto novio”. No le conozco, nunca he escuchado ese nombre. Pero… vagos recuerdos aparecen en mí… Álex.
Antes. Yo. // Le digo mi nombre. Está pensativo y, de repente, nace de sus comisuras una sonrisa pícara, sus ojos brillan como velas en la oscuridad, y me agarra con sutileza. Me susurra al oído mi nombre, de sus labios parece de ángel, lo más bonito del mundo, y sin quererlo, sonrío. Me coloco el pelo, miro velozmente de sus ojos al suelo, se acerca aún más y me besa el cuello. De repente, despierto de mi insomnio y salgo corriendo, me alejo, y dejo todo atrás.
Antes. Álex. // Creo que me estoy enamorando. Mírala, se ruboriza por un simple beso. Orgullosa y bonita.
Ahora. Yo.// Empiezan a enseñarme imágenes, llenas de sangre, manchas, y una cara familiar y a la vez ajena… una persona que he estado tocando y que era la persona más alejada de mí. Intento recordar… pero a mi mente no viene nada. Álex, Álex, Álex… nada.
Antes. Yo.// Llego a mi habitación y me encuentro que Lía está en mi cama, mirando fotos pasadas juntas… Odio cuando dice ”¿Te acuerdas?” un millón de veces al mes. Es justo lo que dice. La echo de mi cama y comienzo a discutir sin motivo. Creo que estoy enfadada con Álex y lo pago con ella, solo quiero estar sola y a ella solo se le ocurre decir que no me enfade por lo de dejarla tirada… Golpean el cristal de mi cuarto y corriendo meto a Lía en el armario… Álex.
Antes. Álex.// Vuelvo a tirar otra piedra. Sale hecha una furia de su habitación y me golpea. Está roja de ira. No entiendo nada. Me grita y me dice que vuelva por donde he venido. Me voy.
Ahora. Yo.// Me vuelven a conducir a la celda, y me tiran tan fuerte que casi no me puedo mover en un rato, llevo sin comer horas, y estoy tan débil que no puedo caminar sola. Pienso y pienso… Álex.
Antes. Yo.// Lía sale del armario y de repente pasa de las risas al descarado rencor. Me pregunta que si hay algo entre él y yo, le afirmo que no hay nada, únicamente un capricho incipiente por parte de él. Yo jamás querré a un “hombre tan vano” como Álex. *Todos conocen la historia de Lía y Álex, existen millones de versiones, aunque nadie sabe lo que exactamente ocurrió, pero yo sí.*
Antes. Álex.// No me la puedo quitar de la cabeza: Laia, Laia, Laia…no sé que me pasa, nunca he sentido esto.
Antes. Yo.// Reconozco que soy orgullosa… pero aunque Álex “me guste”, no me puedo permitir pensar así. No me conviene, me hará daño, igual que a Lía. A ella solo la quiso por interés, le dijo que la amaba, miles de caricias y palabras bonitas… En cierto modo, él es como una droga. Lía quedó abrumada, le dio la espalda a todo, y se quedó sola, todo por él, y ahora nada. Aunque ella aún lo ama, le ama más que a nada, a pesar de todo.
***
Empezamos a vernos a mediados de Junio. Todo comenzó en mi acantilado. Una tarde estaba allí, en mi fortaleza de hierba y sal, cuando apareció. Estuvimos hablando, de Lía, de él y de mí. En realidad es un buen chico, pero estoy dividida entre ella o él. Estoy enamorada, pero no se lo voy a decir. Hablamos hasta tarde, y jamás ha intentado nada que me comprometa. Es paciente, y me gusta. Julio. Pasa el tiempo rápido, todos los días salimos a la playa, a pasear, a comer, me lleva a ver las estrellas… Es lo mejor que me ha pasado jamás.
Antes. Álex.// Desde que comenzamos a salir como amigos, porque no está enamorada aún de mí, sus verdes ojos han aumentado su brillo. Es atenta, y claramente mi dinero no le interesa.
Una tarde, en la playa, apareció Lía y nos vio a Laia y a mí riendo, y en un ataque de celos, empezó a chillar. Se dirigió hacia nosotros y golpeó a Laia. La insultó y juró blasfemas lo más alto que pudo. Después de eso, Laia se quedó apagada y la llevé a su casa. Se despidió de mí y empezó a llorar. Me destrozó el corazón.
Antes. Yo.// La he llamado cientos de veces…nada. Quiero pedirle perdón, pero no puedo dejar de ver a Álex, mi gran apoyo, y más ahora que mis padres me han dejado de hablar. Decido contarle lo de mañana viernes. “Iré con él a ver las carreras de caballos en la orilla, los fuegos artificiales y a ver el amanecer, ven con nosotros y arreglamos diferencias. Con amor, para Lía de Laia.” Espero que lo lea.
Antes. Álex.// No me parece buena idea lo de Lía. Estamos en el acantilado esperándola. Cuando llega, veo a Laia sonriendo y Lía tiene los ojos rojos y una sonrisa acusadora. Comienza a hablar rápido, y, sin más, se lanza a Laia con un cuchillo en la mano e intenta clavárselo en el cuello. Laia chilla y yo la cubro. Siento un dolor penetrante y agudo en el pecho, una y otra vez, dejo de escuchar, pero veo como sus labios muestran desprecio e ira. Cuando para, se aterroriza, tira el cuchillo y se va corriendo, y mi cuerpo se fragmenta en pedazos de dolor, mi voz se quiebra y me desplomo. Flores rojas surgen de mi pecho y traspasan la camisa blanca inmaculada, y lo peor de todo es que es bello… “condenada muerte.” Lo último que veo son dos luceros verdes que me conducen a mi final… siento dejarla sola, pero no me arrepiento de haber dado mi vida por ella, porque ella es mi vida. Digo una última vez su nombre: Laia. Dulce como el almíbar, “no me olvides cariño”, pienso. Me alegro de haber cambiado, dejé de ser un desgraciado gracias a ella.
Antes. Yo.// No me lo puedo creer, he matado a Álex trayéndola… Lloro lágrimas de sangre al verlo morir, no puedo soportar la impotencia de no poder hacer nada, “moriré si siento tanto dolor” y en un acto desesperado, hago un pacto con el Diablo, mi vida por dejar de sentir dolor. Promete que no me pasará nada, que mi vida ahora le pertenece y que acabará con ella cuando a él le venga bien. Es simple: debo comerme mi corazón. Me concede mi deseo, me arranco el corazón con el cuchillo de Lía y me lo como. Fue entonces cuando olvidé quién soy, mis sentimientos, mis pensamientos…me derrumbo y caigo sobre Álex. Olvido su nombre y cuando lo recuerdo, le digo en voz baja: “Perdóname, he sido egoísta, tú te sacrificaste por mí, y yo prefiero olvidar a sufrir, he cometido un pésimo error y ahora viviré recordando esta sensación… “Puede que haga mil pactos, pero nunca te olvidaré del todo”. Entonces vuelve a desaparecer de mi mente…pasa de ser mi gran apoyo a un desconocido…
Ahora. Yo.// Ha pasado tanto tiempo que ni siquiera me acuerdo de cuanto llevo ahí. Todos los días me parecen iguales, uno detrás de otro, sin recordar nada, sin saber quién soy, quién es Álex… Muerta en vida, una vida que le pertenece a otro, perdí mis recuerdos, peor que no haber amado nunca. Cada día pienso en algo que no recuerdo, pero juro que algún día lo recordaré. En mí no despierta nada, ni pena, ni alegría… estoy viva sin sentimientos y condenada a morir en un agujero gris, frío y sola. “Me arranqué el corazón para dejar de sufrir y lo único que logré fue olvidarme de quién soy y de mi amor por él; Ya no me pregunto cómo llegué a amarlo, solo acepto que perdí su recuerdo, acepto que le perdí para siempre. Lo único que me consuela es saber que la muerte es un camino que nos separa, y que al final, él estará, y por fin me acordaré de todo.”